Música moderna: marzo 2017

¿Qué se cuece por el mundo musical de hoy en día? ¿Qué me llevo a las orejas de buena mañana? En esta sección nos gusta compartir la música actual: por si no lo sabes, el rock está (otra vez) muriéndose, así que bien vale disfrutarlo mientras dure. Este mes vengo más blandito. Traigo la última propuesta de Steven Wilson, un poco de blues rock, algo de hardcore y unos locos arrimados desde Canadá.

Dale al play.

Blackfield_V Blackfield – V (2017)

No somos conscientes del legado musical que está dejando Steven Wilson en todas sus aventuras. ¿De dónde saca tanta inspiración? En esta quinta entrega de Blackfield, junto a Aviv Geffen, ha completado un delicioso ejercicio de composición y sensibilidad, con melodías alegres, optimistas, canciones concisas pero elaboradas. En ocasiones me recuerda en extremo a la época de Stupid dreams, lo cual es muy bueno. A destacar Family man, We’ll never be apart (especial interpretación de Aviv), Life is an ocean (qué sencilla belleza en poco más de tres minutos), Undercover heart, con sus violines y esa mezcla de voces, el rock de Lately, la blusera The Jackal o la balada How was your ride. Una gozada.

Scotty Bratcher – That album (2016)thatalbum-300x300

Una fiesta del riff blues rock y la guitarra pentatónica se marca Scotty Bratcher en este disco. Magia en cada solo, y lo mismo se va al blues más clásico (As the years go passing by, That’s alright mama), al southern (Tables turn and bridges burnWhipping post) o coquetea con el hard rock (Hard to feel). Escucha del tirón los tres primeros cortes y ya te habrás enganchado: Ain’t no way I’m coming, Disappointing Ourselves y Worry me no more, llenos de guitarras roqueras y buenos estribillos. Además, Scotty deja claro que también canta bien, marcando el tempo y la melodía. Y no podían faltar canciones de (des)amor: fantástica Without hope, más predecible All and nothig more. Un disco para amantes de la guitarra y el blues rock en su espectro más amplio.

Sinaia – Presente (2016)

sinaia-presente-web.jpgUn sonido espectacular de principio a fin para un álbum rápido, agresivo pero clavado en pasajes melódicos seductores, más metal (Hamlet, Soziedad Alcohólica) que rock, más hardcore (Desakato) que punk. Aparecen canciones complejas como Por el suelo o Enero junto a otras más directas como  Vesania, la final Hierro o la inicial Pulso, e incluso potenciales singles roqueros como Ojos cerrados o Intento perfecto. Curiosa la letra de Mil nombres: un homenaje a «los viejos sabios» anclados al pasado desde los que «arriesgarse» a tener la propia identidad «como un hijo». Valentín Domínguez hace un gran trabajo vocal. La banda suena compacta, precisa, aunque nadie destaca especialmente. Muy chula la portada. A tener en cuenta en el panorama actual.

 

Bocanada – Libres (2017) BOCANADA-libres

No soy imparcial con Bocanada. Me encanta. Les he visto en directo y escucho regularmente sus anteriores discos. Así que esta recomendación viene envenenada. Libre es un disco donde siguen ahondando en sus influencias de rock más clásico y en las complejas referencias de las letras de Martín Romero, un artista de la palabra, aunque a veces se recrea demasiado en su imaginería propia. El álbum suena muy bien gracias, supongo, a la producción de Kolibrí Díaz (Marea). Todo queda en familia. Esta vez prefiero los cortes más duros, con las guitarras como protagonistas. Ahí suenan Más animal, Ya pasarás por mi puerta, De raíz y Otro mañana. Juegan con acentos melódicos en Llenos los bolsillos, Solo humo y la final Me sobran dedos. Un ladrillo más en su particular camino amarillo del rock.

Rival - Tales From The Bluesy Tomb (2017).jpg Rival – Tales from the bluesy tomb (2017)

La verdad, no tengo aún claro si estos tipos son unos genios o unos magos del recorta y pega. O me han pillado despistado. Debut del cuarteto canadiense marcado por el hard rock de hace cuarenta años, mucho blues sucio y toques locos por todos lados: cambios de ritmo, cambios de tono, cambios de melodía, gritos, fuzz, en fin, un disco para escuchar atento. Recomendables en estado salvaje, su punto óptimo: Gone too far, Dead money (pedazo de riff y guapo Hammond), el rollo cinematográfico de Orpheus (play a tune for me), el doble bombo de Assembly line. Pero también saben bajar revoluciones y regalarnos la historia de Jackie Dee o una How bad blues con armónica incluida. A veces se les va mucho la cabeza (Time out, Maybe death, maybe more) pero seguro te van a sorprender. Quizá para bien.

 

 

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