A veces resulta difícil encontrar buena música nueva, otras, como en esta ocasión, es una gozada poder compartir siete propuestas diversas y emocionantes, cada una en su propio estilo. Me ha quedado bastante heavy en general, aunque creo que los amantes del ruido menos ruidoso podréis gozar de un poco de blues y algo de rock patrio bien hecho. Un poco de música moderna para orejas inquietas.
Dale al play…
No sé cómo lo han hecho, pero lo han hecho: un pedazo de álbum, impresionante. Quizá estamos hablando de rozar la perfección dentro del estilo, con esa mezcla de agresividad, folclore, melodía y romanticismo metalero. Como si Queensryche y Judas Priest hubieran estado de orgía con una banda de elfos en la casa de Katatonia. Excelente producción; a pesar de las capas de sonido y la complejidad compositiva todo suena limpio. Escucha del tirón The bee, Daughter of hate (qué guitarras), Grain of sand (cuasi comercial, perfecto estribillo), Pyres of the coast, la hiperfolk Message in the amber o la delicadeza de Amongst the stars. No tiene un minuto malo.
Angelus Apatrida – Cabaret de La Guillotine
Otros que también han vuelto a hacerlo, y ya suman seis disparos certeros (unos más que otros, por supuesto). Han desarrollado un Universo sonoro propio que viaja en un pentágono mágico conformado por Megadeth, Pantera, Annihilator, Judas Priest y Slayer como principales influencias. Nada de caña sin sentido. Las líneas melódicas y las armonías se agarran a la base rítmica regalando un viaje a la altura, con letras centradas en los problemas de hoy en día. Fantásticas Betrayed, la acelerada One of us o Downfall of the nation.También saben salir de su zona mágica y componer temas como Martyrs of Chicago (con aroma metalcore yanqui), Farewell (curiosa balada) o el estribillo de The die is cast. Un disco que se hace corto.
Siempre nos gusta recomendar por aquí algún disco de blues roquero. En esta ocasión Lance Lopez (sin tilde, por supuesto) con un compendio de guitarreo, voz rasgada, armónicas y mucha pasión titulado Tell the truth. El manejo del fraseo y las armonías destaca sobre el resto, con unos músicos de apoyo muy cumplidores (ese piano eléctrico), y, por supuesto, un poco de air guitar blusero: Lopez maneja con buen gusto una colección de canciones basadas en su pericia guitarrera, un sorprendente slide, pero con espacio para desarrollar completamente las canciones, que también canta con gusto. A destacar la suavidad de Blue moon rising, el rollo Faces de Cash my check, la divertida Down to one bar, la rabia rock de Never came easy to me o la musculada versión de John Lee Hooker Mr Lucky.
Doctor Voltaje – Doctor Voltaje
No hace falta una güija para saber que esta maravillosa propuesta de hard rock lleno de sonrisas y mensajes es excelente. El quinteto valenciano vuela con una mano anclada en los clásicos que tanto amamos y otra en hacer lo que les da la gana. No puedo parar de cantar La bebida y el amor («me están dejando seco»), Noches de rock and roll (esos The Who), el rollo blues rock de He bajado al infierno («hay mucho polvo en mi nariz») o la vacilona Un tipo con suerte. Una producción muy limpia y acertada para hacer accesible la experiencia de Doctor Voltaje, llena de detalles. Unos rebeldes que no siguen el guión pactado, como ellos mismos cantan.
El género duro (y sus influencias) goza de otra gran parada en este último trabajo de Crisix, bien centrado en las estructuras clásicas del género pero con un sonido actualizado, y lo mismo se arriman a Overkill o Anthrax como a Gojira o Machine Head. Lo mejor del álbum es la homogenidad de los temas, muy anclados en los cambios de ritmo y tono y el trabajo de melodías gruesas. Leech breeder, Xenomorph blood, Technophiliac y Get out of my head reventarán tu cuello con sus veloces propuestas. Pincha la más melódica Prince of Saiyans, el salto continuo de Cut the shit, la sorprendente The North remembers o Leave your God behind para tener el cuadro completo. Para fans del género.
No sé si decir que resulta el mejor disco desde Painkiller es decir mucho o poco, pero no dudo que esta colección de canciones, con sus puntos álgidos y menos acertados, está, por fin, a la altura de lo que fueron. Contiene grandes canciones, buenos riffs, algunos solos logrados, los cambios y la producción no parecen un recorta y pega y, desde luego, te hace disfrutar. Claro que se homenajean a sí mismos en muchos momentos, pero ¿por qué no van a hacerlo precisamente ellos? Para mi gusto, Lightning strike, Traitor’s gate, Firepower, Never the heroes (con ese rollito Turbo lover), Children of the sun (¡qué regusto a Black Sabbath!), la épica Rising from ruins, la breve y melódica No surrender, la calma de Sea of red son lo mejor de Firepower, quizá demasiado largo, pero, en cualquier caso, una delicia.
Whisky Caravan – La guerra contra el resto
La propuesta musical de Whisky Caravan pecaba de parecidos y continuos recuerdos demasiado evidentes pero siempre con un poso de música bien hecha que me hacía hincarles la oreja. El cambio de productor y estudio (Dani Alcover y Estudios Revi) les ha sentado muy bien, dotando a esta tercera entrega de un sonido más personal y directo, alejado de connotaciones pasadas: por fin una colección de canciones grandes, profundas, personalísimas y directas. La inicial La guerra contra el resto y la final ¿A qué tienes miedo? me parecen lo mejor de esta ¿nueva? propuesta, una épica que puede llevarles lejos. Suenan cerca Naufragio, Si vas a disparar (regusto al debut), la balada Aviones (clasicazo ochentero) o el rock de Aléjate de mí (dedicada a sus críticos: «no soy héroe de leyenda»). A tener en cuenta.