Con gusto retomamos esta sección casi, como hoy, de arqueología musical. Música que poco éxito tuvo en su momento y que rara vez se recuerda, se pincha o se compra. De hecho, algunas de estas obras ni siquiera han tenido una reedición. Por suerte, una de las ventajas del mundo digital hiperconectado es poder acceder al instante a (casi) cualquier música del planeta hard&heavy. Por si es el caso, te pegamos los enlaces para su disfrute. Cinco propuestas de hard rock (más o menos) melódico, lleno de fantásticas guitarras, coros envueltos en vaselina y mucho, mucho amor.
Comenzamos…
Bangalore Choir – On target – 1992
Un disco que lo tenía todo para triunfar. Un buen cantante que venía de un disco con impacto (para bien y para mal), un productor de renombre, famosos ayudando en la composición y una compañía grande detrás. Pero no funcionó. Quizá podríamos achacarlo «al grunge» o quizá no. Pero David Reece, el cantante al frente del Eat the heat (1989) de Accept, comandó una excelente colección de temas hard rock con bellas melodías y la producción de Max Norman (Ozzy, Y&T, Megadeth). Buenas guitarras de Curt Mitchell y John Kirk, con Ian Mayo al bajo y Jackie Ramos a la batería. Contundente comienzo con Angel in black, bárbaras guitarras hardroqueras en All or nothing (y ese deje Coverdale en la voz) y mas caña en Freight train rollin’ y su pirotécnica guitarra. Espacio para las baladas y los medios tiempos, comenzando con la increíble interpretación de Mr. Reece en If the good die young (we will live forever) y siguiendo con las acústicas de Hold on to you (balada de manual ochentero). Y de regalo los estribillos de She can’t stop y Slippin’ away. En Deezer y en Spotify.
Brighton Rock – Young, wild and free – 1986
Siento curiosidad por saber cómo una banda canadiense desconocida convenció a Michael Wagener para que le produjera su disco debut. Bueno, el dinero y tener un contrato con una compañía grande igual influyó. El caso es que Mr. Wagener dejó su sello a lo largo de los diez cortes del álbum, un compendio de buen hard rock de mitad de los ochenta. En Estados Unidos apenas tuvo distribución y tuvo que «conformarse» con un disco de oro en Canadá. Gerry McGhee canta y comanda la nave con Greg Fraser en las guitarras (componen todas las canciones), Steve Skreebs al bajo, Mark Cavarzan a la batería y Johnny Rogers en los teclados (muy acertado, por cierto). Las canciones no tienen complicación ni pirotecnia y se basan en pegadizas melodías bien arregladas coronadas por estribillos jugosos. ¿Qué más quieres? Como curiosidad, Greg Fraser se enroló en Helix tras el final de Brighton Rock en 1992 y ese mismo año McGhee estuvo a punto de sustituir a Vince Neil en Mötley Crüe. Pegadizas Young wild and free, el single We came to rock (protagonismo del teclado), Assault attack y la balada Can’t wait for the night, con ese estribillo bombástico. Pero estos chicos también roqueaban (aunque sin desmelenarse mucho) en Jack is back, Change of heart y Rock and roll kids. En Deezer y en Spotify.
Vamp – The rich don’t rock – 1989
Esta historia también es buena. ¿Qué hacía falta para triunfar en el rock a finales de los ochenta? Exacto: unos chicos guapos con mucha peluquería, un productor de renombre y una compañía poniendo dinero. Aquí tenemos a los melenudos: Dicki Filszer a la batería, Oliver Scholz al bajo, Ricolf Cross a las guitarras y Tom Bellini a la voz. Sí, son alemanes. El productor, Tony Platt, había trabajado a la sombra de «Mutt» Lange para AC/DC y Foreigner y se había curtido en singles y discos de Iron Maiden, Saxon, Motorhead o Gary Moore, entre otros. Y la compañía no podía ser más grande: Atlantic. Además, parieron una joya de hard rock melódico que puede rivalizar con cualquiera. No tuvieron suerte en el Reino Unido (la compañía tampoco apoyó mucho) y no se editó en Estados Unidos. El mercado local tampoco les fue favorable, demasiada laca ya en la radio y la televisión. El único que tuvo cierto recorrido en la escena musical fue el batería, Dicki Filszer, quien acabó uniéndose a los británicos Skin. ¿Y qué escuchamos entonces? A destacar, los guitarrazos de Heartbreak, heartache, la adictiva The rich don’t rock, con su estructura in crescendo, la barbaridad de All night (incluyendo un pedazo de solo de batería), Lonely nights (cómo no fue este tema un exitazo), la vacilona Like I want y las hevilorras Why, Talk is cheap y Shout. ¿Baladas? Renegade. En Deezer y en Spotify.
Fate – Cruisin’ for a bruisin’ – 1988
No se complicó Hank Shermann (guitarrista) cuando acabó la aventura de Mercyful Fate y se quedó solo. Decidió formar una nueva banda con el nombre de Fate. Reclutó a unos cuantos músicos y editó dos discos en dos años para, después, abandonar su propia creación. Este Cruisin’ for bruisin’ es el tercer largo de la banda y participaron Jeff Limbo a la voz, Jacob Moth a las guitarras, Flemmin Rothaus a los teclados, Pete Steiner al bajo y Bon Lance a la batería. El productor elegido fue Simon Hanhart, currante con Marillion y los discos ochenteros de Saxon. Y en ese sonido juega este álbum de los «renacidos» Fate. Estos estaban en EMI. Mezcla de líneas melódicas en la voz, con mucho teclado y algunos buenos guitarrazos, aunque todo muy acaramelado. El comienzo con Beneath da’ coconuts promete, rehacen su propio Love on the rox, pegajoso el single Lovers, extra de azúcar en Babe, you got a friend y roquean en Dead boy, cold meat y Look you up. En Deezer y en Spotify.
Shelter – First stop – 1983
En plena efervescencia AOR, las compañías de discos buscaban el nuevo hitmaker del momento. Polydor firmó a un puñado de músicos para componer ese disco multiplatino; la banda se llamó Shelter y este fue el disco. Que, obviamente, no triunfó. Y, de nuevo, no puede decirse que los diez cortes de First stop carezcan de calidad, aunque, claro, todo suena a Survivor, Journey o Foreigner. Y quizá ese lastre, la falta de personalidad, de sonar a «lo mismo», impidió que triunfaran. Russ De Salvo a las guitarras, Peter Valentine a los teclados, Carl Bova al bajo, Bill Messinetti a la batería y Joe Lamente a la voz y la segunda guitarra. Resulta curioso que la mayoría de las canciones fueran compuestas por Mesinetti y Bova (la pareja rítmica). Escucha Foolish lover, Shelter o Tricks, la deliciosa On the line, el piano y los arreglos estupendos de The way I feel y las roquerillas So glad I found you o Who do you love. En Deezer y en Spotify.