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Rod Stewart – Never a dull moment – 1972

Si tuviera una máquina del tiempo roquera no me importaría ser una temporada Rod Stewart en los meses en que se grabó este Never a dull moment (literalmente: nunca un momento aburrido). Rod se había convertido en 1971 en el cantante más famoso del Reino Unido, quizá del mundo anglosajón, con la publicación de su disco en solitario Every picture tells a story, número 1 a ambos lados del Atlántico, y de A nod is as good as a wink… to a blind horse con The Faces, certificado disco de oro. Dos canciones extraídas de ellos sonaron hasta el aburrimiento aquellos meses: Maggy May y Stay with me. El señor Stewart estaba en lo más alto y su fama de vividor, enamoradizo, fiestero no hacía más que acrecentarse. Sabía como nadie vivir con hedonismo, buscando siempre el placer y la felicidad, pero sin olvidar a todas las estrellas que fueron cayendo aquellos años presa de los abusos. Rod no iba a descarrilar: su tren seguiría la ruta de la felicidad: él estaba en esto del rocantol para pasarlo bien. Ni un solo momento aburrido.

Pero también sabía dónde estaba el suelo, de dónde salía toda esa fama; de su esfuerzo, de ser el mejor, de estar centrado en el trabajo. Y de ambas cosas va este cuarto disco en solitario: un conjunto de canciones cálidas, sencillas, simpáticas, bien interpretadas, con el objetivo de ser consumidas una y otra vez. Editado en el Reino Unido en julio de 1972, pronto subió al primer puesto en ventas y alcanzó el disco de oro en apenas una semana; en Estados Unidos trepó hasta el segundo puesto y en otras partes del planeta no le fue mal tampoco: top de países tan dispares como Austalia, Holanda, Suecia o Canadá. Aunque seguro que mucho de este éxito se debió más a los antecesores que al propio Never a dull moment.

El propio Rod se encargó de la producción durante la primavera de aquel 1972 en los estudios Olimpic y Morgan de Londres, con la ayuda técnica de Mike Bobak, Mike Butcher y Glynn Johns y la moral y musical de Ronnie Wood. El gran Wood compone tres canciones y le acompaña a lo largo de todos los temas tocando guitarras y bajos. Como en ocasiones anteriores, aparece una manada de colaboradores, empezando por los miembros de The Faces (Ronnie Lane al bajo, Ian McLagan al piano y el órgano y Kenny Jones a la batería) y continuando con Spike Heatley, también al bajo, Gordon Huntley a la guitarra, Dick Powell al violín, Pete Sears al piano, el guitarrista clásico Martin Quittenton a las acústicas, Micky Waller a la batería o Ray Jackson con una mandolina.

¿Y qué parieron todos estos amigos? Un divertido conjunto de rock & roll, blues, funk, hard rock y folk mezclado con el buen rollo que toda esta gente respiraba alrededor de la estrella ascendente de Stewart. Dos puntos fuertes destacaría en la obra: la inicial True blue y la preciosa You wear it well. Componen Wood y el jefe en True blue, con todos los miembros de The Faces tocando en ella, una delicada melodía roquera con una clásica letra: la buena suerte nos abandona, pero hay que tener la moral alta, buscar el camino a casa y comenzar de nuevo «I just don’t know what to do». Wood acelera el tempo y la canción acaba como si fuera un boogie con el órgano de McLagan de protagonista. You wear it well le dio otro número 1 en el Reino Unido. La compone Rod con el guitarrista Martin Quittenton: por supuesto que esta canción está dominada por una gran acústica, pero también por otra fantástica contribución de McLagan y una de las más sentidas interpretaciones del jefe. Otra historia de corazones rotos terminada con esa simpática humildad del que se sabe perdedor y ganador a la vez: «so when the sun goes low/and you’re home al alone/think of me and try not to laugh/and I’ll wear it well». En el fondo, querida, tú eres fantástica y yo un tonto.

Rod compone, junto a Wood, otros dos cortes. Los Paraguayos cuenta una de esas aventuras que, casi seguro, le pasaron al nocturno Stewart. Tras un «problema» con una menor en algún lugar frío, decide fugarse una temporada «get me some South American sun». Su reflexión tirado en alguna playa paradisíaca y acompañado de unas congas y unas trompetas no puede ser más sincera: «down at the border you need to be older/and you sure don’t look like my daughter». Buen solo de Rod al final del tema. El rock más hard, al estilo Faces, se enrolla en el riff inicial de Italian girls. El teclado de McLagan también es de órdago. Ojo a la coda final, calmada, donde escuchamos incluso una mandolina y unos violines. Una canción de ligue en ruta, como el título indica, paseando por Italia: «she was tall, thin and tarty/and se drove a Maserati/(…)/Oh the italian girls sometimes hold their religuious habits/infront of your eyes, just to get you tied/ah, but not my Bella ‘cause I did not have to tell her/that i’d be gone with the morning sun». ¿Serán reales todas las experiencias que cuenta? 

El resto del álbum son versiones. Rod destaca, una vez más, en una de Bob Dylan Mama you been on my mind. La canción es suave, con una estupenda batería de Waller y la steel guitar de Huntley que le da cierto aire country. Por cierto, la canción la había compuesto Dylan en 1964 y la había tocado en directo, pero permaneció inédita en su catálogo hasta 1991. Wood compartió con Jimi Hendrix apartamento a mediados de los sesenta e hicieron una gran amistad; de hecho, coincidieron en la última fiesta de Hendrix, la noche de su muerte. Así que era obvio que alguna canción del genial guitarrista tenía que aparecer por aquí si de versiones se trata. Eligieron Angel del álbum póstumo The cry of love publicado mientras estaban en el estudio de grabación. Dedicada a su madre, Hendrix se muestra sensible y delicado y tanto la guitarra como la voz reclaman ese amor, ese homenaje. La editaron como single antes de acabar el año junto a otra versión, esta de Jerry Lee Lewis (What made Milwaukee famous), alcanzando el puesto 4 en las listas. En I’d rather go blind escuchamos al mejor Stewart de nuevo en otra tonada al más puro estilo Faces: no en vano, todos los miembros de la banda están aquí. La cantó Etta James en 1967 y le dieron este aire rock&boogie Chicken Shack un par de años después. El disco se cierra con Twistin’ the night away de Sam Cook, donde Wood hace su última filigrana y Waller vuelve a darle fuerte a la batería con un patrón pegadizo, dejando con el minuto final un agradable sabor de oreja.

El empaquetado es espectacular. De hecho, viene indicado el número de patente, cosas del diseño. Es un álbum sencillo con un portada triple que cuenta, a su vez, tres historias. La primera historia nos muestra en la portada doble a Rod Stewart sentado en una habitación lujosa, de mansión o de hotel, bien vestido y peinado, con cara de acabar de llegar de fiesta y pensar «la que he liado, macho». La segunda historia la explica la simpática fotografía de la pandilla que graba el álbum posando en una portería de fútbol; ahí están todos menos McLagan y Jones, que decidieron «quedarse en la cama». La tercera historia junta imágenes de un estadio de fútbol vacío y lleno, con la frase «good evening» en el centro y la banda tocando ante su públido. Rod quiso ser futbolista, pero tan malo era que nunca aspiró a jugar como profesional, mucho menos a que la gente pagara por verle vestido de corto; su venganza no pudo ser mejor: llenar campos de fútbol con mucha más gente gracias a sus virtudes como cantante, showman y compositor. 

Y, para mí, este empaquetado, estas imágenes resumen el mensaje que Rod Stewart transmite con este disco: pasadlo bien, juntaos con buena gente, perseguid vuestros sueños y, sobre todo, que no haya ni un minuto de aburrimiento en vuestras vidas.

Un disco quizá no imprescindible, a saber, pero, al menos, de deliciosa escucha. Rod en su mejor versión.

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Bob Dylan en diez versiones.

Quisiera saber qué músico o grupo musical tiene a sus espaldas mayor cantidad de versiones de otros artistas. Quizá The Rolling Stones o The Beatles o este señor que hoy traemos aquí. Porque el legado musical propio de Bob Dylan, impresionante, tiene eco y altavoz en la inmensa cantidad de homenajes que ha recibido a lo largo de todos estos años. Nosotros hemos elegido diez versiones que nos gustan mucho, algunas ciertamente conocidas, otras que, tal vez, te sorprendan. En cualquier caso, un viaje alucinante por un Universo maravilloso.

Por supuesto, hemos dejado muchas fuera, no dudes en comentarnos cuál de tus favoritas debería estar por aquí. Y… dale al play.

Robert Plant – One more cup of coffe

Coetáneo de MR. Dylan, en su álbum Dreamland (2002) Robert incluyó varias versiones, entre las que escuchamos esta particular taza de café. Dylan la grabó para su Desire (1976).

Meatloaf – Forever young

Una de las canciones con mayor número de homenajes; escogemos esta tremenda que Meatloaf grabó en Couldn’t have said it better (2003) . El premiado Nobel la compuso para su Planet waves de 1974.

Randy California & Spirit – All along the watchtower

Se grabó como parte del álbum Shattered dreams de 1987; el guitarrista Randy California siguió los caminos de su maestro Hendrix, quien también la grabó en 1968. La original en el disco de 1967 titulado John Wesley Harding.

The Rollin Stones – Like a rolling stone

Pocas canciones con una mísitca tan enorme como esta. Parte de uno de esos discos imprescindibles de la cultura poprock, Highway 61 revisited (1967), «los rollin» la editaron como single en octubre de 1995. Formó parte del álbum Stripped de aquel mismo año.

Rod Stewart – If not for you

La voz de Rod recrea este original de 1970, aparecido en el álbum New morning, para su Still the same (2006). Efectivamente, otro disco de versiones y clásicos. La verdad, Stewart le da un toque muy especial.

Mountain – Subterranean homesick blues

El guitarrista Leslie West, líder de Mountain, dedicó en 2007 el disco Masters of the war a grabar canciones de Dylan. Entre ellas escogemos esta, original del imprescindible Bringing it all back home (1965). Qué buena versión, ruda y machacona, personalísima.

Guns N’Roses – Knockin’ on heavens door

Lo que fue una agradable sorpresa en su momento se ha convertido en un martirio por la sobre-exposición de esta versión. Con su caracter propio, Axel y Slash la metieron en Use your illusion II (1991). Unas 150 versiones hay de este corte de la banda sonora de Pat Garet & Billy the Kid (1977).

Neil Young – Blowin’ in the wind

Una de las canciones más escuchadas, quizá, de su inmensa colección, parte de The freewhilin’ Bob Dylan (1965) y single editado en junio de ese año. Cover del abuelo Young para el álbum en directo con sus Crazy Horses titulado Weld (1991), con efectos de sonidos de ataque aéreos añdidos y su (aún) inimitable estilo.

Manfred Mann’s Earth Band – Father of day, father of night

Adorador de Dylan, Manfred Mann se dedicó a reconstruir varios cortes a su excelente y mágico estilo. Escogemos este que abría en 1973 Solar fire; primer single del álbum, por cierto. La original, titulada, simplemente, Father of night, cerraba el álbum New morning tres años antes.

Gov’t a Mule – Just like a woman

La historia de esta locura musical comandada por Warren Haynes llegó a enero del 2006 a realizar un concierto de casi tres horas con una buena dosis de versiones reggae y un puñado de invitados. En esta cover incluida en Blonde on blonde (1966) cuenta con Gregg Allman de acompañamiento. Se editó bajo el título Dub side of the mule casi diez años después.

El arte del plagio (en el rock)

Y el título no es un error: el arte es un plagio y el plagio es un arte. También en el rock. La Historia de la música ha evolucionado mediante el copieteo, el reciclaje, la revisión de métodos y estructuras anteriores y, claro, la creación absolutamente original. El plagio surgió con la propiedad privada y los derechos de autor. Dicho esto, hay algunos «homenajes» casuales, otros «robados» y la mayoría indiscretos, cuando menos. Pero ¿qué es plagio? dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul… plagio ¡eres tú!

En fin, como listas de plagios hay muchas yo aquí he seleccionado algunos curiosos, raros o tan indisimulados que dan hasta pena. ¿Qué hace un roquero de pro copiando a un cantante brasileiro? ¿Y un grupo de moda adolescente fusilando un éxito masivo de los ochenta? Espero que te lleves alguna sorpresa. Primero pongo el vídeo copiado y luego el copiador.

Agrega en los comentarios tus plagios preferidos del rock.

Y recuerda: robar está muy feo.

Metallica contra Excel 

Las similitudes entre el mega-éxito Enter sadman y le tema Tapping into the emotional void de una banda undergruound como Excel llaman mucho la atención: riff principal, entrada y parte del puente.

Rod Stewart contra Jorge Ben

Que el bueno de Rod se apoderara de la melodía vocal de un tema desconocido de un cantante brasileño de título Taj Mahal hubiera quedado en una fruslería si la canción no se hubiera conocido en todo el mundo. Si comparáis la de Jorge Ben a partir del segundo 50 queda todo dicho.

One Direction contra Def Leppard

En la búsqueda de plagios raros o poco conocidos he encontrado que la banda pop de moda One Direction está a la cabeza de los últimos homenajes no autorizados. Me quedo con este, donde fusilan de manera poco disimulada el éxito Pour some sugar on me de los también británicos Def Leppard en su canción Midnight memories. Si hasta el vídeo le da un homenaje…

Tom Petty contra Red Hot Chili Peppers

Si la copia se toma con humor y se arregla con unos eurillos fuera de las cámaras y las redes sociales, tanto mejor. El bueno de Dani California se inspiró en Mary Jane’s last dance. Aunque intentaron arreglarlo, la melodía y el ritmo se parecen mucho, mucho.

Buckcherry contra KISS

Para qué componer un riff bueno para Lit up si podemos copiarlo. Descarado homenaje a la guitarra de Ace Frehley en Shock me.

Green Day contra The Kinks

Si coges el ritmo y el riff de Picture book y le cambias la letra y la melodía vocal compones un tema nuevo, por ejemplo Warning. Casi da risa. A veces el problema está en la poca oreja y en la cada vez más lamentable incultura musical. Del oyente, digo.

Coldplay contra Joe Satriani

De verdad, en todos lados hay donde rascar. Se libran pocos grupos. Los archi-admirados Coldplay se sacaron de la manga un single de título Viva la vida que se pega a la melodía y al ritmo de If I could fly de Joe Satriani. Vaya, que le han puesto letra al instrumental del virtuoso guitarrista.

Jet contra Iggy Pop

Esta no iba a ponerla por que resulta muy conocida pero me ayudó a ganar una apuesta. Iggy Pop renacido en Trainspotting no se olvida fácilmente. El riff y parte de la estrofa coinciden, además del descaro del ritmo inicial y la línea de bajo. Inspiración.

Led Zeppelin contra el mundo

Una de las bandas siempre bajo sospecha, llena de pleitos por sus continuos homenajes. Algunos temas han cambiado de autores tras las decisiones de los jueces, otras no. La (quizá) banda más grande del rock pasa por ser la gran plagiadora (por ahí anda Oasis midiéndose de igual a igual). Os dejo este pequeño vídeo no exento de polémica.

Sexo en el rock (8): la primera vez (first cut is the deppest)

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Sexo en el rock (8): la primera vez o cómo perder la virginidad

Aún hoy sigue siendo un tema tabú, y avanzamos el siglo XXI. El sexo comienza casi siempre con más miedo que alegría y con más prisas que satisfacción. Sin embargo, el pistoletazo de salida es necesario para disfrutar de uno de los grandes placeres de la vida. Nuestros roqueros (y nuestras rock-star también) se han marcado algunas canciones contando sus experiencias… o sus desesperadas experiencias. He aquí una pequeña selección de memorables temas sobre la primera vez.

AC/DC- Squaler – 1976

Con su sensibilidad característica, Bon Scott (cantante) narra el estreno de una amiga bien jovencita que «nunca había sido tocada antes». Se encargó del asunto, parece ser. El tema abría la cara B del álbum Dirty deeds done dirt cheap.

The Pretenders – Tatooed love boys – 1980

Canción sucia y directa sobre la primera experiencia de Chrissie Hynde (cantante). Cuenta cómo se enrolló con un amigo bien parecido y cómo se dejó enseñar «para qué era ese agujero». Cosas de niños… Apareció en el debut discográfico de la banda de nombre homónimo.

Siniestro Total – De hoy no pasa – 1987

«Pagando o sin pagar» se lo van a hacer por fin, porque «no nos da la gana de morirnos sin probar». Lo que no sabemos es si consiguieron o no perder la virginidad los «miembros» de Siniestro Total. Adorable tonada que debutó en el álbum del mismo título ya avanzados los años ochenta.

Robin Beck  – First time – 1988

Sí, parece una melosa canción sobre amores primerizos, un canto a la pasión adolescente, pero Robin deja claro que «no estás segura hasta que llega el momento para amar por primera vez». Lo grabó para un anuncio de marca de refrescos y lo coló en las televisiones de medio mundo en 1988. Apareció en su álbum Trouble or nothin’ al año siguiente.

Rod Stewart – Tonight’s the night (gonna be allright) – 1976

Icónica canción sobre el tema, Rod convence a su nueva chica para que se quite los zapatos, desconecte el teléfono y se deje llevar: «abre tus alas y deja que entre en tí…» le dice. Un mujeriego incansable que grabó este tema para A night on the town. Curiosamente, la siguiente canción del álbum era una versión del tema de Cat Stevens titulado The first cut it the deepest (ahondando en el tema del primer amor).

Las mejores canciones de The Faces

Las mejores canciones de The Faces

En 1969 Rod Steward, cantante, y Ron Wood, guitarra, se unieron a los tres supervivientes de Small Faces cuando Steve Marriot decidió montárselo en Humble Pie: Ian McLagan, B3  y piano eléctrico, Ronnie Lane, bajista y guitarra, y Kenney Jones, batería. En apenas tres años editaron juntos cuatro álbumes y se hicieron muy populares. Entre medias, Rod Stewart arrancó su carrera en solitario y Ron Wood colaboró con los mejores Rolling Stones. Unos años muy prolíficos y definitivos para ambos.

La primera referencia del grupo la editaron bajo el nombre de Small Faces y mezclaba temas propios con vesiones como Wicked messenger de Dylan. Destacan Three button hand me down o Flying. Los sonidos que les harían característicos comienzan a formarse, basados en tremendos riffs de guitarra, el sonido preciosista del B3 y la voz desgarrada pero amable de Rod.

The Faces – Three button hand me down

Inmeditamente cambiaron su nombre a The Faces y montaron una gira que les popularizó enormemente. Cuando entraron a grabar el siguiente Long Player mezclaron sus diferentes influencias en una deliciosa mezcolanza de rock’n’roll, blues y folk. La química entre los principales compositores (Stewart, Wood y Lane) es tremenda. Por destacar, ahí tenemos Bad’n’ruin, Had me a real good time o Sweet lady mary.

The Faces – Bad’n’ruin

El disco clave del grupo llegó poco después con la producción de Glyn Johns. A nood is as good as a wink… to a blind horse se publicó en noviembre de 1971 y se convirtió en un éxito de ventas, amén del álbum por el que la banda ha pasado a la historia del rock. Un conjunto de canciones enérgico y divertido encabezado por Stay with me, Debris, Miss Judy’s farm o You’re so rude.

The Faces – Stay with me

The faces – Miss Judy’s farm

El último disco del grupo vio la luz casi dos años después, ya sin la magia previa, pero todavía con suficiente estilo y buen hacer para crear algunos temazos como Ooh la la, Cindy incidentally o Glad and sorry.

The Faces – Cindy Incidentally

Poco después la banda se desmembró aunque en ocasiones se reunieron. Merece la pena recordar siempre a esta gran banda que influyó a multitud de cantantes, guitarristas y compositores a lo largo de los siguientes cuarenta años.