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Producido por Neil Kernon

No conozco muchos músicos que hayan ganado más de 40 discos de oro o platino y todos ellos viven en el Olimpo del Rock. Y esta es la cifra que, según él mismo, han despachado los trabajos donde Neil Kernon ha participado como productor, ingeniero, músico de sesión o vaya usted a saber qué más. Un tipo que fue virando de Hall & Oates a Queensryche, de Yes a Nile, de Mahavishnu Orchestra a Dokken. «No me gusta hacer una sola cosa, me gusta hacer un montón de cosas diferentes. Me mantiene fresco y me asegura que no voy a estar haciendo el mismo disco una y otra vez». Este es Kernon en su propio estudio.

Niño precoz de familia de músicos, arrancó sus primeras notas en un piano cuando apenas había cumplido cuatro años y se enganchó a una guitarra con siete. Aunque como músico apenas tuvo recorrido, este aprendizaje fue diferencial en su labor tras los mandos: «Encuentro difícil entender cómo se apañan esos productores (que no saben tocar un instrumento) para compartir las ideas con los músicos cuando no pueden coger una guitarra y mostrárselo. Para mi, esta es la manera inmediata de compartir una idea o una sugerencia».

Su primer trabajo en un estudio se lo dieron en Trident con 17 años: el chico de los recados, el teaboy. En apenas cuatro años pasó por todos los puestos tras los controles, fue músico de sesión y participó en discos de Queen (II, Sheer heart attack), Elton John, Mick Robson o Mahavishnu Orchestra. Buscando mejores oportunidades, se marchó a Francia, a los estudios Château d’Hérouville, donde había grabado gente como Jethro Tull, David Bowie o Sweet. Pero seis meses después el estudio cerró por reformas y Neil se quedó en la calle.

Se enroló pronto con una banda ya por entonces mítica. Fue ingeniero de sonido con Yes tanto en estudio como en sus directos dos años (aparece acreditado en Yesshows, 1980), hasta que decidió lanzarse como agente libre y pulular de trabajo en trabajo. Ringo Star le puso, literalmente, a los mandos de su estudio, The Farmyard and Startling Studios , donde hacía de productor, músico de sesión, chico de los recados, telefonista, ingeniero y guardián de las llaves. En tres años, desfilaron gentes tan diversas como Judas Priest (mezclando Unleashed in the east), Peter Hamill (como ingeniero en Nadir’s big chance) o Brand X, en cuyo Product (1979) escribió su nombre como productor por primera vez.

A estas alturas, ya observamos la inquietud laboral de Kernon. Eso que le obligaba a buscar constantemente la novedad, el cambio. Saltó a Nueva York por una casualidad. El teclista de Brand X le pidió ayuda para terminar el álbum de una banda llamada Orleans. Una casualidad que le condujo a su primer gran éxito como productor. Al batería de Hall & Oates le gustó tanto el sonido del álbum de Orleans que hizo de trampolín para que consiguiera el trabajo como ingeniero en Voices (1980). El álbum vendió muy bien, con Kiss on my list alcanzando el número 1 de singles y You make my dreams el número 2. Sus primeros disco de oro y platino. Las dos siguientes publicaciones del dúo, Private eyes (1981) y H2O (1982) funcionaron incluso mejor. Entre los tres han vendido más de 30 millones de copias en todo el mundo; y los tres fueron nominados a los Grammys.

Neil podría haberse quedado repitiendo estas producciones, anclado a un estilo buscando la mansión más grande, el yate más largo. «Yo quería ser más agresivo». Y lo intentó. Su primera obra, digamos, roquera, la produjo con Steve Walsh a la voz y Mike Slamer a la guitarra: el 1st de Street en 1983. Ese mismo año produjo el Drastic measures de Kansas y, a partir de ahí, encadenó un trabajo tras otro aumentando su cuota de protagonismo en el despegar del hard rock en las listas de ventas yanquis. Autograph (Sign in please, 1984), Michael Bolton (Everybody’s crazy, 1984) y, sobre todo, Dokken.

«Dokken fue una aventura y un circo. Los tipos trabajaban muy bien, pero, ya sabes, Don (Dokken) y George (Lynch) rara vez se veían las caras, así que teníamos numerosos problemas logísticos con los que lidiar.» Produjo dos de sus mayores éxitos: Under lock and key (1985) y Back for the attack (1987) creando un estándar de sonido hard & heavy imitado hasta la saciedad. Neil se manejó con los problemas internos de la banda a las mil maravillas, visto los resultados y confesiones como esta: «Cuando grabamos Back for the attack, tenía que pedirle a Don que no rondara por el estudio mientras grabábamos las bases, porque George, literalmente, dejaba la guitarra y se largaba, dejando a medias el trabajo». También escuchamos su magia en Excess all areas de Shy (1987), Boys in heat de Britny Fox (1989), Tough it out de FM (1989) y los debuts de Heaven’s Edge o Valentine (ambos en 1990).

Aquellos años, metió mano en otro producto que marcó tendencia, tanto en su futuro inmediato como en el sonido del metal de finales de los ochenta. Rage for order, el álbum que en 1986 editarían Queensryche, puso a la banda en el mercado, orientó el sonido de sus siguientes obras y fue punto de inflexión para muchos discos a partir de entonces. «Contacté con ellos en cuanto escuché que buscaban un productor. Adoraba The warning (1984) y les persuadí de hacer el siguiente». Consiguieron dar con la tecla: canciones más progresivas, estructuras complejas y un sonido agresivo sin perder la melodía, destacando el juego de ambos guitarristas y la magnífica voz de Geoff Tate. En realidad, la compañía y los mánagers dejaron a Neil al mando porque creían que sonaría distinto. «En los aquellos días trabajaba con compañías que «sugerían» que debíamos cambiar el estilo de la band para acercarlo a las tendencias de la época». Pero ni la banda ni el productor hicieron mucho caso. Kernon iba a producir el siguiente (Operation: mindcrime, 1988), pero el inacabable trabajo con Dokken se lo impidió. «Rage puede ser, a día de hoy, mi colaboración favorita».

Para el cambio de década, nuestro inquieto muchacho se mudó a Seattle. Allí le pilló el cambio de tendencia comercial, con el grunge y el doom metal subiendo en las listas de ventas. Durante un tiempo mezcló clientes más hardroqueros (Shy, XYZ, Petra) con otros acercamientos más metaleros (Flotsam & Jetsam) hasta que se cruzó con Nevermore. «Todavía se llamaban Sanctuary cuando los conocí. Hicimos algunas demos para Epic, pero no encajaba en su «nueva visión alternativa». Las demos acabaron en Century Media y el resto es Historia». Les produjo sus tres primeros: Nevermore (1995), The politics of ecstasy (1996) y Dreaming neon black (1999).

Sus orejas y sus manos comenzaron a buscar sonidos más crudos, más afilados, más veloces. En 1996 se metió en el metal industrial con Skrew (Shadow of a doubt) y en 1997 comenzó a trabajar para el sello Slipped Disc, produciendo su primera obra de death metal poco después para Macabre (Dahmer, 2000) y acabar llegando al regazo de Cannibal Corpse (Gore obsessed, 2002, The wretched spawn, 2004). «Realmente me gustaban Cannibal Corpse. Fue divertido trabajar con estos tipos. También me gustó Macabre: música divertida y grandes chicos!».

¿Cómo puede un mismo tipo ser capaz de evolucionar y mezclar todas estas sonoridades? «Personalmente, siempre doy lo mejor de mí para hacer que las cosas suenen lo mejor posible, no necesito que todo suene igual. Es muy importante para mí que el artista demuestre su individualidad. No me gusta poner mi sello en cada trabajo». Esta libertad para el músico y su pericia y experiencia a los mandos le ha permitido grabar y mezclar este siglo desde su propio estudio (Ranch Studio, en Texas) más de 70 discos, mezclando los sonidos death y heavy metal con artistas progresivos o, incluso, de power metal. Nile (a quien ha producido cinco discos), Aghora, Deicide, Exhumed, Gothminister y un largo etcétera.

Sus manos y sus orejas están en más de 500 discos, donde en al menos 350 ha cobrado como productor o ingeniero de sonido. Un crack, un currito, un tipo inquieto. «Soy algo así como un entrenador. Es muy importante empujar al artista en el estudio para que toque lo mejor que pueda, impulsarles a mejorar, a darlo todo». Palabra de Neil Kernon.

¡A disfrutar de su música!

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El terror según Lovecraft: canciones rock y metal inspiradas en sus mitos.

Howard Philips Lovecraft desarrolló un universo literario fantástico, oscuro y cosmológico, lleno de referencias al mal que nos posee y a lo ineludible de nuestro destino. Creó personajes míticos, dioses caídos y hasta inventó obras ficticias que han trascendido sus propios relatos, como el Necronomicón.

Todas estas historias se han arrastrado a lo largo de los años de estante en estante, de alcantarilla en alcantarilla, de boca en boca, de pantalla en pantalla, impregnando de terror y reverencia las guitarras, las baterías, las voces de numerosos artistas de nuestro gusto. Cierto es que estos mitos de terror bizarro suelen ser homenajeadas por bandas de metal extremo, pero algunas canciones de otros pozos hemos seleccionado. Si quieres la colección completa, pincha en este enlace.

La mayoría hacen referencia directa a los mitos de Cthulhu, un dios descrito como la mezcla de un pulpo, un dragón y una criatura de forma humanoide que yace en la ciudad sumergida de R´lyeh encerrado por varios sellos mágicos. Algún día escapará con la ayuda de cultos y sectas para extender su poder sobre la Tierra. En otras se nos hablan de Nyarlathotep, el caos reptante, una masa poliposa, un dios que adopta diversas formas, o de Azathoth, el motor del caos, el que espera rugiendo en el centro del universo.

Como de costumbre, dale al play… si te atreves.

Rage – Great Old Ones

Los alemanes han dedicado varias canciones a lo largo de su carrera a los mitos y personajes creados por Lovecraft. En esta tonada del álbum Soundchaser (2003) nos cuentan los orígenes y la odisea de estos abyectos seres: «long before man was born/they came from somewhere out of space/shaped the young planet’s face».

Morbid Angel – The ancient ones

Cuya historia sigue recreándose en esta de Morbid Angel: estos personajes misteriosos y ocultos que reinaron sobre la Tierra en el pasado, malignos y llenos de poder, traerán a los viejos dioses de nuevo: «come forth Ancient Ones, Tiamat Kutulu/Rise, greet the cursed with your wrath». Del álbum Blessed are the sick (1991).

Blue Öyster Cult – The old gods return

Los BOC son grandes fans y han hecho referencia en numerosas canciones a personajes o hechos del universo lovecraftiano. Cerramos el círculo con este corte del álbum Curse of the hidden mirror del 2001 en el que se narra el ascenso de los viejos dioses: «now is the time the old gods return/exactly when the world is not expecting it/exactly when we’re sure of ourselves»

The Great Old Ones – Nyarlathotep

¿Una banda que se autodenomina como los lacayos de los antiguos dioses? Se visten con togas y hacen rituales como si lo fueran, además. Quién sabe. En el álbum Cosmicism (2019) aparece esta oda al dios Nyarlathotep.

Dream Theater – The dark eternal night

Los virtuosos Dream Theater se basaron en las historias del mismo Nyarlathotep para este tema del álbum Systematic chaos (2007). «I am the last/born of the blood of the pharaohs/the ultimate god of my creation/sent to unleash this curse». Uno de sus cortes más oscuros y agresivos.

Nile – Beneath eternal oceans of sand

El universo musical de Nile gira alrededor del Antiguo Egipto y no podía faltar una referencias a Nephren-Ka, el faraón corrupto adorador, precisamente, de Nyarlathotep: «now I ride with the undead/across the night-sky/and play by day/amongst the catacombs of Nephren-Ka». El álbum se publicó en 1998 con el título Amongs the catacombs of Nephren-Ka. Que la introducción acústica no te engañe.

Black Sabbath – Behind The Wall Of Sleep

En su debut, allá por 1970, los inspiradores del metal oscuro se apuntaron esta historia basada en el cuento Beyond the wall of sleep (Al otro lado de la barrera del sueño), donde se exploran las dimensiones oscuras del ser humano a través de la telepatía y del poder de los sueños. Las dos voces de Ozzy se solapan trayendo mensajes e imágenes del cosmos.

Opeth – Pyre

Basado en el mismo cuento, los suecos nos recuerdan «what you’ve been seeing/is not all what it seems» en referecia a las alucinaciones del protagonista, Joe Slater. Porque, siempre, «familiar voices speak behind the wall of sleep». El tono onírico de la música y la forma de cantar de Mikael Åkerfeldt hacen justicia al clima creado por la narración.

Therion – Call of Dagon

Estos pesos pesados del metal sinfónico y las canciones épicas dedicaron un tema al dios del mar en la mitología de Lovecraft, Dagón, dios de los Profundos, basándose en The shadow over Innsmouth (La sombra sobre Innsmouth): «Call of Dagon!/The Deep One is calling you/Call of Dagon!/Hear the night sky sing». Del álbum Sirius B (2004).

Mercyful Fate – The Mad Arab/Kutulu (The Mad Arab, part II)

El escritor del libro maldito, el Necronomicón, el árabe loco Abdul Alhazred, protagoniza The Mad Arab (part I), del álbum Time (1994): «the son of a shepherd, Abdul Alhazred / traveling in the mountains, the mountains to the east». La música emula una melodía árabe que se oscurece con la voz de King Diamond. En el siguiente disco, Into the unknown (1996), grabaron Kutulu (The Mad Arab, part II) siguiendo la misma inspiración.

Y, cómo no, Cthulu, Ktulu, Cthulhu o Kutulu.

Caravan – C’Thlu Thlu

En 1973 una banda tan alejada del oscurantismo como Caravan se marcaron esta canción de terror: «even the trees seemed to fear/there was something unreal/couldn’t see very far/and the sky had gone dark». ¿Podrán escapar? Del álbum For girls who grow plump in the night.

Snakeyes – The Evil Dead

Los gaditanos lo explican muy claro: The Evil Dead es un homenaje a la película del mismo título de Sam Raimi (Posesión infernal) y al universo creado por H.P. Lovecraft. Todo el álbum Evil must die (2020) gira alrededor del mal en sus diferentes versiones, reales e irreales, con personajes malignos por doquier. «You can’t kill what’s already dead/you can’t kill what cannot die» y nuestro señor Cthulu rondando por ahí.

Angelus Apatrida – The rising!

Y una de las bandas que mejor thrash metal está haciendo este siglo recrea el ascenso del maligno: «it has escaped, it has heard The Call/it knows no one is free from its eternal greed/look at those terrible jaws, it’s rising!». Ha roto los sellos que le mantenían prisionero, ha oído La Llamada y la profecía se ha cumplido tal como estaba predicha. Del genial The Call (2012).

Cradle Of Filth – Cthulu Dawn

Estos salvajes del metal extremo también dedicaron en su Midian (2000) unos versos al resurgir del nuevo dios: «promulgating the birth/of another Hell on Earth». No hay escapatoria posible, arrodillaos porque «when the Sun goes out our powers/will extend throughout Heaven like Asphodel».

Iced Earth – Cthulhu

No somos más que peones de un plan maestro: «dark soul of the elder gods/spawning evil from the ocean’s floor/shape shifter fools all mankind/to manipulate this world». Del álbum Plagues of Babylon editado a comienzos del 2014.

A toda esta colección pueden añadirse un par de instrumentales famosos: The call of Ktulu de Metallica o Dweller of the threshold de Joe Satriani. Y de regalo esta irreverente y magnífica canción de nuestros Gigatrón con todo el Universo Lovecraft en pleno verano caluroso. Ojo al cthulhu piscinas… ¡y, por supuesto, lee al HP de Lovecraft!

Las historias hay que tomárselas como son, creaciones de una mente privilegiada o enferma que pueden asustarnos, divertirnos o repugnarnos. Yo, por si acaso, me aprendería de memoria las palabras que pueden salvarte si algún día gobierna sobre la Tierra nuestro buen Kutulu: «Cthulhu R’lyeh Ph’nglui mglw’nafh wgah’nagl fhtagn».

Canciones sobre el Antiguo Egipto

La magia y el misterio que aún hoy en día emanan las historias, las leyendas, los mitos del Antiguo Egipto resulta asombroso. Quizá sea la civilización cuya imagen más se ha difundido en el mundo occidental, con sus pirámides, sus faraones, sus dioses, sus jeroglíficos.

Esta magia, este misterio, ha inspirado a multitud de artistas a lo largo de los siglos. Y nuestros músicos no iban a ser menos, claro. En esta selección que aquí traemos aparece el faraón, el esclavo, la misma maldición personificada, el renacido, el condenado, el que huye.

Una maravillosa colección de canciones sobre el Antiguo Egipto y sus mitos.

Gamma Ray – Valley of the Kings

El dios que resurge de su tumba en el Valle de los Reyes para conquistar el mundo. Aparece en el EP de 1997 del mismo título.

Iceberg – Himno al sol

Los barceloneses Iceberg debutaron en 1975 con un álbum conceptual sobre el Antiguo Egipto con el nombre del faraón Tutankhamon. La obra utiliza las vivencias y miserias históricas para asociarlas a las vivencias de la suya, y aunque podríamos destacar cualquier tema, nos quedamos con este Himno al sol.

Nightwish – Sahara

La ira del faraón y una huída a través del desierto. Del álbum de 2007 Dark passion play.

Tierra Santa – La momia

En su Tierra de leyenda (2000) incluyeron la historia del faraón muerto que, convertido en momia, no se pudo salvar y está condenado a permanecer en su tumba para siempre.

Mercyful Fate – Curse of the pharaohs

King Diamond advirtiendo: «no rompas los sellos ni disturbes su paz» o te caerá la maldición de los faraones. La escuchamos en el álbum Melissa de 1983.

Zar – Cry of the Nile

En esta aventura que John Lawton se marcó en 1990 bajo el nombre de Zar y titulada Live your life, incluyeron un homenaje a los esclavos que levantaron las pirámides: «Ten thousand gave their blood/to realize a dream/enslaved with a broken will/to build the palace of the king». Una joyita.

Metallica – Creeping death

La décima plaga de Egipto hecha música. James Hetfield es la muerte que se arrastra para acabar con los primogénitos del faraón. Single editado en 1984 que forma parte del álbum Ride the lightning.

Therion – In the deser of Set

Un canto al dios del desierto, del caos, de la sequía: «in the deser of Set/the seeds of Pandemonium lie/the darkened paradise/under the sand/await to rise». Parte del discazo Theli de 1996. El propio Seth aparece en la portada (fea) del disco.

Iron Maiden – Powerslave

El tema que da título al disco de 1984 nos cuenta en primera persona la impotencia y el lamento del faraón en el momento de su muerte, cómo se resiste a ser un esclavo del poder de la muerte y amenaza con esperar el paso de los siglos para emerger de nuevo de su tumba.

Dio – Egypt (the chains are on)

Del mismo año, 1984, también otro lamento, pero esta vez del esclavo que vive con las cadenas puestas y solo desea que su día se acabe. Pertenece al álbum The last in line.

Nile – Those whom the gods detest

Una banda de death metal que dedica toda su música a narrar historias ambientadas en el Antiguo Egipto. Y con asombrosos resultados. Este tema que traemos, del álbum de igual título, editado en 2009, pone voz al impenitente, al blasfemo, al que ofende a los dioses.

Perseveranth – Pirámide

Una canción de 2017 por una banda de Álava en su disco debut Creador. El nacimiento de un nuevo dios, inmortal, que resucita de su pirámide para combatir a sus enemigos.

Barclays James Harvest – Ra

En el álbum de 1976 titulado Octoberon escuchamos esta oda al nacimiento del dios Ra: «God of old now broken and defaced/punish all who’ve fallen from your grace».

Blue Murder – Valley of the Kings

«In a distant place in time a pharaoh wandered/In his mind he could see a kingdom with this king». En su debut, los muchachos de John Sykes nos cuentan cómo fue construido el Valle de los Reyes con el esfuerzo y la sangre de los esclavos: «It was built with flesh and blood/It wasn’t built by any God/Feel the kiss on the wind/And the blood on the sand». Se editó como single del álbum homónimo de 1989.