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Kreator – Extreme aggression – 1989

Igual exagero al considerar a Kreator la más influyente banda de thrash metal (y aledaños) de Europa. Quizá no exagero al señalar a la banda germana como una de las grandes del género, que ha cultivado con mayor o menor acierto desde su iniciático Endless pain allá por 1985. Apenas cuatro años después, y tras otras dos joyas metaleras, pulidos tocando lo más duro posible por los escenarios más variados, editaron este Extreme aggression. Como dijo Mille Petrozza, cantante y guitarrista, en aquellos momentos: «Siempre hemos tratado de sonar heavies. La gente puede tocar más rápido que nosotros, pero solo sonará más rápido, no más poderoso. Kreator es poderoso sin ninguna competencia».

Y de eso va este álbum. Del poder de la música, del poder del odio, del poder del sufrimiento, del poder del inconformismo social, del poder de la soledad, del poder de revelarse.

La banda la componían el nombrado Mille Petrozza a la voz y la guitarra, acompañado de Joerg Trize a las seis cuerdas, Rob Fioretti al bajo y Juergen «Ventor» Reil a la batería. Producido por Randy Burns, se grabó una primera vez en septiembre de 1988 en Berlín, pero al productor le pareció tan malo el sonido que propuso mudarse a un estudio de su gusto en California. Así, con presupuesto extra, en los meses de enero y febrero de 1989 se marcharon a Hollywood . Y el tipo acertó de lleno; el sonido es limpio pero a la vez brutal, con todos los instrumentos bien definidos y el punto de reverb y de ingeniería justo. Petrozza, por cierto, tuvo que hacerse cargo de todas las guitarras, pues Trize no viajó con ellos .

El álbum finalmente se publicó en junio bajo el sello Noise en Europa y Epic en el resto del mundo. La alianza con Epic les dio un empujón internacional y les permitió girar de manera extensa por Estados Unidos. Fueron años en los que las grandes compañías comenzaban a echar el ojo a bandas de metal extremo para hacerlas «vendibles»; había un nicho por explotar, joven y con ganas de gastar dinero. Y Kreator tuvieron su oportunidad.

La aventura comienza con Extreme aggressions (de donde deriva el título del álbum), quizá el más violento o poderoso, como dicen ellos. Habla de un asesino que disfruta torturando a sus víctimas bajo los efectos de la cocaína. El riff principal está inspirado en un tema de la banda Batmobile. Otro tipo malo protagoniza uno de los momentos más horribles. Oscuro y sucio, Bringer of torture se basa en la historia de Joser Fritzi, quien raptó y violó a su hermana durante más de veinte años. Tema breve, con poco más de dos minutos de duración, de excelente riff.

Las emociones, la frustración, la dureza de vivir inspira parte de este viaje. La depresión es el referente de No reason to exist: el canto desesperado de un adolescente «existing like the rest/in endless emptiness/(…)/against your will». El ritmo, complejo, y el sonido de la guitarra muestra la influencia de lo que Megadeth hacía por entonces. Stream of consciousness trata de la pérdida del individualismo en la sociedad, la imposibilidad de separarse de la corriente de pensamiento en la que te ves obligado a participar para no quedar alienado. Y por la traición de un amigo, de un ser querido, se compuso Betrayer, de la que se grabó un vídeo en la Acrópolis de Atenas. Otro de los imprescindibles del álbum y de Kreator. Resulta casi el más ¿cantable? con ese puente/estribillo a voz en grito, muy Metallica (pre-And justice), y un solo grande.

La tercera pata de las temáticas de Extreme aggression tiene que ver con los problemas globales, que, treinta años después, siguen entre nosotros. La conciencia medioambiental brota en Some pain will last: «intense devastation of nature/construting a future for man/the world is sold dirt cheap/for promises no one can ever keep». Un mundo de polución y enfermedades que traerán dolor al ser humano. La canción se convirtió en uno de los imprescindibles de los directos del grupo con esas armonías bestiales y el excelente trabajo dinámico a lo largo de todo el corte. Don’t trust tiene un riff con un aire Overkill y otra gran batería, un tema complejo en la estructura rítmica con una letra sobre el aislamiento y la falta de confianza, quejándose de la muerte de la inteligencia y las emociones en un mundo frío, en el que es difícil convivir. Y, en los ochenta, pocos miedos tan globales como la amenaza nuclear: «the human race destroyed/destroyed by the fatal energy». Fatal energy es otra guinda en este pastel de lo más brutal del ser humano, con un sonido más heavy clásico que el resto del disco, siempre en la honda Kreator, y una guitarra poderosa.

Y nos queda otro de los platos fuertes para cerrar este resumen. Y el título, la verdad, lo dice todo. Compuesta como rechazo a la poca atención que los medios daban al estilo musical por su carácter antisistema y agresivo, Love us or hate us no deja indiferente a nadie y clama contra las canciones comerciales, «sounds without feeling/energy or aggression/from money hungry brains». Poco después Metallica cambió las reglas del juego y la MTV «compró» metal agresivo.

Un disco corto (37 minutos) donde destaca la calidad compositiva y el cuidado de cada pasaje, tanto en los arreglos como en la producción. Las canciones son retorcidas y muchas veces cambian, se transforman para volver al tema principal (riff o melodía o patrón rítmico). Tanto las voces agresivas de Petrozza como sus punteos y guitarrazos marcan el devenir de la obra, apoyado en un Ventor fantástico. Era imposible que pasara desapercibido. Tan solo necesitaba una buena promoción y muchos conciertos para convertirse en un clásico del género y, por extensión, del metal (mal llamado) extremo.  Treinta años han pasado.

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De músico a músico: recuerdos, homenajes y caricaturas.

Los músicos de los que hablamos hoy cantan a sus amigos músicos, a sus amigos fallecidos, a los compañeros huidos, a los colegas a los que admiran. Es digno reconocer la labor de un maestro también, aquel que inspiró o que, simplemente, estuvo ahí cuando hacía falta. Y recordar al músico casi anónimo que acompañó en algún momento. En fin, personajes del recuerdo, homenajes y hasta alguna caricatura hemos seleccionado. De músico a músico.

Barón Rojo – Concierto para ellos

Tenía que ser la primera. Homenaje a los caídos en el camino. Porque «en cada concierto de rock and roll las campanas doblan por Bon Scott, por Janis, Lennon, Allman, Hendrix, Bolan, Bonham, Brian y Moon». Uno de los cortes más famosos de Volumen Brutal (1982).

Elton John – Empty garden (Hey Hey Johnny)

Tras la muerte de John Lennon la tristeza se apoderó de Elton John; quería dedicarle una canción, pero no acertaba con el tono. Bernie Taupin recordó que una de las últimas apariciones de Lennon fue en el Madison Square Garden con Elton, y de ahí surgió la canción: «Oh, hey hey Johnny/Can’t you come out, can’t you come out to playJohnny/can’t you come out to play in your empty garden»

Billy Squier – Nobody knows

También a John Lennon le dedicó Squier una canción en su segundo álbum Don’t say no (1982). Con la producción de Reinhold Mack logra un sonido muy cercano al del propio homenajeado. «You may see your life as a compromise/You may live to find the promise dancin’ in your eyes»

Roger Daltrey – Under a raging Moon

Homenaje a otro amigo caído. En esta ocasión, Roger Daltrey en su disco en solitario Under a raging moon (1985) canta al desaparecido batería de The Who, Keith Moon. Nada menos que siete baterías participan en el tema, incluyendo a Cozy Powell, Carl Palmer o Zak Starkey, siguiente en ocupar el puesto de The Who.

Los Suaves – ¿Sabes? ¡Phil Lynott murió!

El título lo dice todo: las impresiones de Yosi (cantante y compositor) tras la muerte de Phil Lynott (Thin Lizzy), del que era fan confeso y al que el grupo rinde inspiración en muchas ocasiones. «Y es que hoy en la madrugada se paró su reloj/se durmió, sueña para siempre sueños de algodón». Aparece en el imprrescindible Ese día piensa en mí de 1989.

Syd Barret – Bob Dylan blues

En 1970 dedicó Barret un simpático homenaje a Dylan jugando con la imagen, las canciones y la situación del entonces joven músico: «Cause I’m a poet, don’t ya know it/And the wind, you can blow it/Cause I’m Mr. Dylan, the king/And I’m free as a bird on the wing». No solo habla de él, si no que lo hace en el propio lenguaje de Dylan. La canción permaneció inédita treinta años.

Los Enemigos – An-Tonio

No solo merecen recuerdo y homenaje los músicos famosos. Josele Santiago en su álbum Nada (1999) dedica este corte a un amigo personal suyo, cantante con un único álbum en el mercado (An-tonio, 1997) que dedicó su vida a cantar por las calles de Sevilla, Londres o su Algeciras natal. Canta Josele: «Me ha dicho el Antonio que hoy no va a cantar/se le habrán quitao las ganas, que no va a cantar más ná/Si hoy no canta el Antonio, ¿quién nos va a cantar?». Pues eso.

Anthony Gomes – Come Down

Lo tiene claro Anthony Gomes: «Come from heaven B. B. King/’cause this kingdom has no King/there’s no one here». Reclama a ángeles y santos que liberen al maestro para que rehaga este mundo perdido. Abre magistralmente su gran álbum de 2018 Peace, love & loud guitars.

Uriah Heep – Between two worlds

El tema de la pérdida de los compañeros de armas siempre acaba apareciendo. En Sonic origami (1998) hacen los británicos un doble homenaje al ex-cantante David Byron y al bajista Gary Thain, ambos fallecidos a consecuencia del abuso de sustancias, uno en 1975 y el otro diez años más tarde.

Sonic Youth – Tunic (Song for Karen)

En el álbum Goo (1990) pusieron voz a Karen Carpenter: «Hello Janis, Hello Dennis/Elvis and all my brand new friends/I’m so glad you’re all here with me, until the very end». Enfoca los problemas alimenticios de la cantante como anticipo de su fallecimiento.

Sínkope – Agradecidos a ti

Dedicadas a Rosendo hay varias canciones entre las que hemos seleccionado esta de Sínkope. «Con un colega de Iruña» escuchando en un casé a Leño comenzó el amor de Vito por Rosendo Mercado y, a la vez, por el rock. Una sincera historia de amor musical que, desde ese casé, acabó compartiendo escenario: «mil gracias, maestro Rosendo Mercado/mil gracias, mil gracias por tu legado» y una ristra de canciones imprescindibles de la música popular en español. De su Museo de rejas limadas (2015).

Tesla – Song & emotion

Tesla rindió homenaje a Steve Clark, guitarrista de Def Leppard. Las dos bandas habían girado juntas meses antes y el fallecimiento les pilló en plena grabación de Psychottic supper: «Song and emotion/You can hear him play/You can still hear him say/Better run for cover, ‘cause it looks like rain again!»

Drive-By Truckers – Carl Perkins’ Cadillac

En 2004, dentro del álbum The dirty south, las huestes de Patterson Hood y Mike Cooley cantan al Cadillac que Carl Perkins le «robó» a Elvis: «Carl drove his brand new Cadillac to Nashville and he went downtown». Un repaso a las relaciones y las promesas de Nashville «the money came in sacks/New contracts and Carl Perkins’ Cadillac».

Megadeth – In my darkest hour

Tras la muerte de su amigo y ex-compañero de Metallica, Cliff Burton, el bueno de Dave Mustaine compuso esta canción aparecida en So far, so good… So what! (1988): «Alone, I call to ease the pain/Yearning to be held by you/Alone, so alone, I’m lost/Consumed by the pain».

Black Hat – Soñar

En otras ocasiones el homenaje se hace de manera global, a los ídolos que marcaron el camino. Black Hat, en su álbum de 2003 Eclipse (producido por Jorge Salán), sueñan con la magia del heavy metal y poder cantar «al lado de Gary o Dio/y soñar, y soñar/que los Maiden tocan conmigo».

Bob Catley – The Pain

En su álbum Legends (1999), Bob Catley, junto a Gary Hughes, dedicaron el primer corte a Elvis Presley. El título lo dice todo: «life was an emotional knife/it cut the flesh, it hit the bone». La vida de Elvis como una tragedia griega con final triste: «he had it all, somehow he let it slip away/(…)/lost in a scene from this nightmare come true».

Bruce Springsteen – Johnny Bye-Bye

«With a whole lotta trouble running through his veins/Bye bye johnny, Johnny bye bye/You didn’t have to die». Homenaje de The Boss a Elvis Presley recordando el día que escuchó en la radio la noticia de su muerte. Grabado en las sesiones de Born in the USA (1985).

Kingdom Come – Bon Scott

Todo un homenaje al hombre y a su legado. Lenny Wolf, cantante y compositor principal de la banda, dedica está canción al fantasma de Bon Scott «in after life I believe/you ain’t no history/hope you are feeling free». Un rollazo AC/DC que tira de espaldas. Parte del álbum Ain’t crying for the moon (2006).

Gabinete Caligari – Tócala, Uli

Cuarto corte de uno de los mejores discos de pop-rock de los ochenta, Camino Soria (1987), compuesto en homenaje a Ulises Montero, saxofonista de la banda, fallecido por sobredosis de heroína unos meses antes: «Con salero y sin papeles/te paseabas por el foro/una caña de Mahou/y una de rabo de toro, con decoro».

Y si comenzábamos este post con una canción a los héroes muertos, de regalo este corte que Kreator grabaron en su Gods of violence (2017) en recuerdo a los «hermanos caídos» en las mil batallas del rock y el metal…

Música moderna: febrero 2017

¿Qué se cuece por el mundo musical de hoy en día? ¿Qué me llevo a las orejas de buena mañana? Nunca está de más compartir la música que pasa por mi cerebro, recomendaciones que otros buenos oyentes me han hecho o que, directamente, he robado de páginas amigas (y no tanto). Entre todo lo caído este mes, me quedo con un par de propuestas heavies (incluyendo unos clásicos del thrash), un poco de power metal fiestero, algo de hard rock de por aquí y una agradable sorpresa de souther country rock (más o menos).

Dale al play.

Need – Hegaiamas: a song for freedom (2017)

front Se sale de mis escuchas habituales, pero este enorme álbum de los griegos Need merece ser escuchado y recomendado. Metal de corte progresivo en una propuesta sólida, elaborada, compleja: una hora de pensamientos y frustraciones sobre la libertad, el individuo y la sociedad. Casi nada. Rememory contiene una hermosa melodía que se retuerce en la parte central, con un voceras (Jon V.) en plena forma, mezclando tonos agudos con cambios más graves. En Alltribe se acercan a los Dream Theater de principio de siglo. En Tilikum escuchamos un teclado excelente y, quizá, el tema más elaborado, lleno de matices y cambios. Una canción de casi 22 minutos (llenando la cara B del vinilo fijo) de título Hegaiamas da una idea del tipo de músicos que son Need. El álbum suena de muerte, bien mezclado. Una experiencia gozosa. Su cuarto largo, por cierto.

Whiskey Myers – Mud (2016) whiskey-myers-mud-73-1480276345

¿Esto es un disco de country? ¿De southern rock? ¿De blues? En realidad, Whiskey Myers se mueven con increíble habilidad entre estos palos dejando caer la guitarra o la melodía o el ritmo de uno a otro sin inmutarse. Cody Cannon (frontman, cantante, compositor) ha sido todo un descubrimiento para mí y a partir de este Mud he entrado en su particular mundo sonoro. Pincha On the river y disfruta del slide, el violín y el pulso que bajo y batería mantienen de principio a fin. La oscuridad emocional de Trailer we call home constrasta con la música, deliciosa, sencilla en lo superficial pero de complejos arreglos. En Some of your love se acercan a Bad Company mientras que en Stone se acercan a los Allman, pasión blues, pasión rock. Rich Robinson (The Black Crowes) participa en Frogman (ya sabes a qué suena). Buen, buen rock.

kreator_gods-of-violence-500x500 Kreator – Gods of violence (2017)

Me encantó el anterior Phantom Antichrist (2014) y esperaba con curiosidad el nuevo de Kreator. Y no me ha decepcionado. Thrash al estilo de la casa: riffs veloces sobre una batería brutal, melodías mezcladas con rabia y rudeza, todo metido en un paquete sangriento de letras salvajes e interpretaciones no aptas para todos los oídos. Ahí están World war now, Totalitarian terror, Gods of violence (qué trabajo increíble de guitarras) o Army of storms. Sin embargo, en este trabajo se acercan a territorios sonoros dispares. Suenan inspirados o cercanos a Iron Maiden en Hail to the hordes, a Accept en Fallen brother, a Judas Priest en Death becomes a light o a unos Manowar acelerados en Side by side. A mí me parece otra joya en su catálogo. Y llevan catorce.

Atlas – Nuevos tiempos viejas costumbres (2016) atlas

Un disco de hard rock con buenas melodías, guitarrazos muy currados y algunos estribillos pegadizos, muchos recuerdos a grupos de los setenta, en especial Deep Purple (Vete al infierno), y los ochenta, Niagara y Sangre Azul (Mil y un pedazos) y la hornada hard angelina (Somos una misma voz). La excelente producción de V. M. Arias junto a Carlos Lillo y el trabajo de post-producción de Mika Jussila han conseguido un sonido equilibrado alternando el protagonismo a partes iguales de la voz de Ignacio Prieto y de las guitarras, sin esconder ninguna interpretación. Me gustan especialmente Esperaré, Vete al infierno («es el momento de que cierres la boca y no mientas más») y su riff, el guitarreo de Un sueño cumplido y el rollo Cinderella de Gritaremos no. Mención a parte para el medio tiempo Llueva o salga el sol. Recomendable trabajo de estos veteranos.

Freedom Call – Master of light (2016)

freedomalbum1A pesar de la horrible portada, debo reconocer que este álbum me encanta con su rollo entre Helloween, Stratovarius y Blind Guardian, lleno de canciones fiesteras de puño en alto y siempre dentro de un power metal azucarado e insensible donde priman las melodías, los arreglos recargados, las voces dobladas y el doble bombo. Vaya, un disco más de Freedom Call, sin nada original, pero que me ha entrado hasta el fondo. Solos veloces en Kings rise and fall y Riders in the sky, estribillos a doble bombo en Hammer of the gods y Masters of light, temas para saltar y comerse la noche en Rock the nations y High up o estribillos imposibles como en Ghost ballet y Emerald skies. Lo dicho, pasará de moda en breve pero mientras tanto, que cunda.