¿Son tan malos los discos malos de nuestros músicos favoritos?
Hoy rebuscamos en la basura de los alemanes Accept y su álbum de 1980 I’m a rebel
Cuando se repasa la discografía de cualquier banda longeva siempre encontramos discos que adoramos frente a otros que nos repelen. Si se trata, además, de una banda mítica en el Universo Heavy Metal con tantos cambios como Accept el debate se vuelve más visceral. Claro que hay una serie de discos imprescindibles (esos maravillosos años ochenta), pero, ¿y el resto? En Rebuscando en la basura presumimos de rescatar esos álbumes a nuestro juicio injustamente vapuleados por crítica y público, música adorada por estas pantallas, y de Accept reivindicamos hoy su segundo álbum, el iniciático I’m a rebel de 1980.
Grabado a finales de 1979 por una banda joven en proceso de formación y bajo las órdenes de Dirk Steffens, un productor con poca experiencia, muestra una gran influencia del hard rock de los setenta, cierta falta de coherencia en algunos momentos y una indefinición de estilos. De este álbum se ha destacado su «poca inspiración», que presenta una «mezcla de experimentos inconclusos» o que es «un intento fallido de conseguir un buen trabajo». El propio Udo Dirkschneider (cantante) confesó que había «mucha gente intentado manipular a la banda» para, al final, impedir el desarrollo de sus ideas en favor de la «comercialidad» del producto. Querían hacer de ellos unos Scorpions de estadio.
Pero ¿qué rebuscamos en la basura de este I’m a rebel?
Para empezar, el trabajo de dos míticos miembros del grupo como Wolf Hoffman n(guitarrista) y Peter Baltes (bajista y cantante). Hoffmann comienza a mostrar unos riffs estupendos, muy influenciados por Judas Priest y Michael Schenker, algunos solos bien clavados y una labor compositiva que anuncia los futuros éxitos en canciones como China Lady o Thunder & Lightning. Baltes, además de marcarse un ejemplo de acompañamiento hard/metal al bajo, canta estupendamente en las dos baladas del disco, The king y No time to lose (por cierto, con una parte principal de guitarra sencilla pero genial). Junto a ellos el ya mencionado Udo afila su garganta en la propia China Lady, en Save us, otro punto alto del disco, y en la más comedida I wanna be no hero (con ese toque amable en el ritmo y el estribillo). Se editó como single la canción que da título al álbum, I’m a rebel, curiosamente una canción compuesta por Alexander Young, hermano mayor de unos tal George, Malcolm y Angus Young. Como premio, tiene, por lo menos, dos portadas, lo cual también tiene su gracia, la original alemana y la re-edición para el mercado anglosajón, donde cambiaron, además, el título (se denominó como la banda).
Suficiente basura rescatada para darle una escucha a este disco.