Lo mejor de Gary Moore… en directo

El escenario como hábitat natural. El sudor, las luces, el humo, los decibelios. Gary Moore era un alma de directo. Subiera con quien subiera, fuera el local pequeño o grande. Y siempre rodeado de grandes músicos en su larga carrera en solitario, llena de idas y venidas, de cambios y experimentos. Hubo un periodo, que comienza a finales de los setenta y se alarga hasta finales de los ochenta, una década, más o menos, en la que se zambulló en el hard rock. Después decidió navegar las aguas del blues y el blues rock y ahí se quedó, con alguna infidelidad, hasta el fin de su vida. Antes, en los setenta, probó con Thin Lizzy, era amigo de Phil Lynott, se enroló en una aventura de jazz rock con Colosseum II, compartió estudio y escenarios con Greg Lake y probó en los noventa la influencia electrónica. De esta larga carrera seleccionamos sus mejores directos.

We want Moore! (1984)

Grabado en varios escenarios entre sus dos discos fundamentales del periodo hard rock (Victims of the future, del 83, y Run for cover, del 85), demuestra el poder y la técnica que poseía en un escenario. Recoge canciones de conciertos en Glasgow, Detroit y Japón con su inseparable Neil Carter en los teclados y las guitarras, Craig Grubber al bajo y Ian Paice en la mayoría de las baterías (no aparece en las canciones de Detroit, donde fue sustituido por Bobby Chouinard). Destacan las versiones maratonianas de Shapes of things, Victims of the future, Cold hearted o Empty rooms, de lo mejor de su catálogo. Al lado de este directo, como complemento, un hermano gemelo, más comedido: Rockin’ every night – Live in Japan (1983) grabado en la gira del álbum Corridors of power (1982) con Neil Murray al bajo, Cozy Powell a la batería, Don Airey (otro inseparable) a los teclados y la colaboración vocal de John Sloman y Charlie Hunt. Y si tienes curiosidad por sus primeros pasos en solitario, prueba con Live at the Marquee, que fue grabado en 1980 y basa su repertorio en las canciones de su debut Back on the street (1979) y del proyecto G-Force; Tommy Aldrige a la batería, Don Airey en los teclados y otro amigo, Andy Pyle, al bajo.

Blues Alive (1993)

De nuevo en plena forma, lo mejor de su etapa blusera con una big band a su lado. Había publicado After hours (1992) y antes Still got the blues (1990) y las canciones de ambos, junto a alguna sorpresa, rellenan esta joya. Además de un cuarteto de viento y dos coristas, suena el bajo de Andy Pyle por aquí, y otro amigo a los teclados, Tommy Eyre (habitual en estudio de músicos de diverso pelaje). Entre las sorpresas que decía versiones de Parisienne walkways, Further on up the road y The sky is crying. Suenan fabulosas King of the blues, Walking by myself y Still got the blues. De su etapa blusera destacar también Live at Bush Hall 2007 (editado en 2014) en un registro menos ambicioso (sin cuarteto ni coristas) y más crudo, con Brian Downey a la batería y Pete Rees al bajo, un habitual del siglo XXI. Y para los completistas, The definitive Montreux Collection (2007) que recoge canciones de sus cinco actuaciones en el Montreux Jazz Festival.

Live at Monsters of Rock (2003)

A Moore siempre le gustó el formato power trío. Lo intentó con Jack Bruce y Ginger Baker (Around the next dream, 1994). Y en el año 2002 montó uno con el batería de Primal Scream, Darrin Mooney, y el bajista de Skunk Anansie, Cass Lewis. Esta particular mezcla parió un álbum titulado Scars (2002) y una gira, donde se grabó este directo. El sonido hard rock vuelve, pero con un deje agresivo basado la pareja rítmica. Recupera canciones que interpretaba en los ochenta, como Out in the fields, Wishing well, Shapes of things o Don’t believe a word, añade algunas de su nuevo proyecto (Rectify, Stand up) y un poco de blues (Walking by myself). La mezcla funciona, con una enorme interpretación de los tres.

Blues for Jimi (2007)

Grabado en octubre del 2007 en Londres, se editó oficialmente cinco años más tarde. Contiene una sola actuación de Moore reinterpretando a Jimi Hendrix a través de once canciones. Cuenta con Billy Cox al bajo y Mitch Michel a la batería en tres cortes; el resto se encargan de completar el trío Dave Bronze (bajo) y, de nuevo, Darrin Mooney (batería). El repertorio es bestial, la interpretación fantástica; no se conforma el irlandés con copiar, si no que añade sus propias texturas, siempre manteniendo la fidelidad al maestro. Fire, Stone free, Hey Joe, Manic depression o Foxey Lady destacan sobre el resto. Hacer un homenaje a Hendrix siempre es un reto; dedicarle un concierto entero, arriesgarse; salir victorioso, un éxito.

Cuatro diferentes opciones para disfrutar de cuatro aspectos distintos de Gary Moore. A disfrutarlo.

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4 comentarios en “Lo mejor de Gary Moore… en directo”

  1. Ufff. La etapa blusera de Moore, al día de hoy aun me mata. A inicios de los 90, en mis 20, el cambio de giro me pareció algo forzado, pero la verdad es que es de esas cosas que con el tiempo se agradece y al día de hoy, dependiendo del ánimo, energía que tenga o necesite, Gary Moore provee. Lastima que falleció de manera tan repentina, pero su legado nos acompaña. El Blues Alive, me acompaña en CD desde su edición el 93 y la verdad, me sigue emocionando. Bueno, solo eso, la verdad es que cuando llevas mas de 35 años con la compañía musical de alguien lo sientes cercano, aun cuando no hayas podido verlo en vivo por las distancias. Eso es maravilloso, cuando alguien con su arte te acompaña a lo largo de tu vida 🙂

    Saludos desde Chile

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